lunes, 2 de abril de 2012

Los mercados de América Latina



LOS MERCADOS DE LOS "PIRATAS"
América Latina
·         Mercado de Bahía (Guayaquil, Ecuador)
·         Ciudad del Este (Paraguay)
·         La Salada (Buenos Aires, Argentina)
·         San Andresitos (Colombia)
·         Tepito (Ciudad de México)
Resto del mundo
·         Mercado de los Pequeños Productos Básicos (Yiwu, China)
·         Mercado de la Seda (Pekín, China)
·         Mercado Luowu (Shenzhen, China)
·         PC Malls (China)
·         Mercado de las Señoras (Mongkok, Hong Kong)
·         Harco Glodok (Jakarta, Indonesia)
·         Quiapo (Manila, Filipinas)
·         Zonas Rojas de Tailandia (Plaza Panthipm, Klong Thom, Saphan Lek y Baan Mor)
·         Bazares Urdus (Karachi y Lahore, Pakistán)
·         Plaza Nehru (Nueva Delhi, India)
·         Mercado Savelovsky (Moscú, Rusia)
·         Mercado Petrivka (Kiev, Ucrania)
El informe describe al mercado de Bahía en Guayaquil, Ecuador, como "un extenso mercado con al menos 1.000 vendedores que comercializan grandes cantidades de bienes ilícitos, muchos de los cuales son ya sea productos falsificados o bienes robados del puerto de Guayaquil".
También afirma que la economía de Ciudad del Este, Paraguay, se basa en parte en el tráfico de productos falsificados o robados, especialmente electrodomésticos y que "esta actividad se extiende a toda la región de la Triple Frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil, creando un semillero para la piratería y la falsificación".
El mercado de Tepito en Ciudad de México, por su parte, es descrito como el principal centro de almacenamiento y distribución de los productos piratas y las falsificaciones que se comercializan en numerosos mercados informales de todo México.
Mientras que el mercado de La Salada, en Buenos Aires, está incluido en la lista por ser "el más grande de varios mercados bien establecidos en la capital argentina que han sido citados por estar involucrados en el tráfico de productos falsificados".
Por último, están los San Andresitos de Colombia: "mercados de diferentes dimensiones esparcidos por todo el país famosos por la reproducción no autorizada de música, películas y juegos de video".
Y la lista también incluye mercados, bazares y establecimientos comerciales en Rusia, Ucrania, China, Hong Kong, Indonesia, Tailandia, Filipinas, India y Pakistán.
"Amortiguador social"
El tema de la piratería, sin embargo, es visto desde una perspectiva muy diferente por la gente que se gana la vida en estos mercados. Es el caso de Tepito, en la capital mexicana.
Para Alfonso Hernández, del Centro de Estudios Tepiteños, el fenómeno ha sido fomentado, al menos en parte, por la propia industria del espectáculo.
"Hacen que la gente esté entretenida, viendo. Y una vez que tienen un mercado cautivo, viene la ley", le dijo a BBC Mundo.
Y, para Hernández, tampoco hay que perder de vista la disponibilidad de productos del espectáculo a bajo precio también sirve como "amortiguador social".
"Permite que la gente esté con los audífonos, desconectada de sus problemas mañana, tarde y noche", explicó.
Productos recientes
Al mismo tiempo, para muchos, esta oferta es la única que les permite acceder a los productos culturales más recientes, ya sea que se trate de canciones o películas.
"En Tepito hay películas hasta a tres pesos y MP3s en audio con 120 melodías a tres pesos", explica Hernández.
Sí hay piratería, pero los principales productos son ropa y zapatos

"Mientras, la renta en un Blockbuster cuesta 20 pesos y si uno quiere comprarla debe pagar 80", afirma.
Además, en un contexto en el que no abundan las oportunidades, Hernández cree que la economía informal del mercado de Tepito es la única que está contrarrestando a la economía criminal: el narcomenudeo y el crimen organizado.
Pero el cronista del barrio de Tepito tampoco acepta la descripción del mercado que se hace en el informe del departamento de Comercio.
"Sí hay piratería, pero los principales productos son ropa y zapatos", explica.
Una razón son los bajos márgenes de ganancia. Otra, las dificultades de lo que él denomina "la economía de la vigilancia", expresada en operativos nocturnos de la policía y cámaras de vigilancia policial.

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